Ante la visita de sus nietos, los abuelos viven dos momentos felices. A saber, cuando llegan los nietos y cuando finalmente se vuelven a su casa. Las fuentes consultadas añaden que lo mismo sucede con los padrinos y sus ahijados.
Pero he de manifestar en estas líneas que tal cuento es rotundamente falso. En lo que a mí respecta, al menos, cuando se van dejan un vacío muy grande. Es así y no hay más que decir.
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