José Froilán González, el Cabezón (1922-2013)


El Cabezón, a punto para la primera victoria de Ferrari.

El pasado 15 de junio, Ferrari anunció la muerte del Cabezón. Dicho así, parece una falta de respeto, pero los aficionados al motor se descubren ante el apodo. Ya saben quién es Pepe, llamado el Cabezón, a veces la Tromba, Froilán entre amigos, don José Froilán González, un piloto argentino que fue rival de Fangio y compañero de Ascari, ahí es nada.

Comenzó en los años cuarenta, corriendo con un Dodge trucado en el campeonato de Turismo Carretera argentino; Fangio, con un Chevrolet. En 1950, llegaron a la Fórmula 1 (recién estrenada). Fangio, fichado por Alfa Romeo y el Cabezón, por Maserati.

Luego lo fichó Ferrari (quiero decir Enzo Ferrari en persona) por 150.000 liras. Ferrari se había independizado de Alfa Romeo y había construido su primer automóvil en 1947. Como no tenían dinero para más, el motor V12 diseñado por Colombo tuvo que conformarse con una transmisión y un eje trasero de FIAT. Ferrari se lanzó a competir con un presupuesto bajísimo. Era entonces una escudería muy modesta.

En 1951, el Cabezón ganó el Gran Premio de Gran Bretaña, en Silverstone. Fue un Gran Premio notable, por muchas razones. En primer lugar, ha sido el único Gran Premio de Gran Bretaña al que ha asistido la reina; en segundo lugar, porque ésa fue la primera victoria de Ferrari.

José Froilán González corrió en 26 Grandes Premios en nueve temporadas. Hay que notar que los campeonatos de entonces se limitaban a media docena de carreras, poco más o menos. Ganó en dos (las dos en Silverstone), se llevó además siete segundos puestos, cuatro terceros, tres poles y seis vueltas rápidas, llevándose 72,14 puntos de entonces. En 1954 ganó en Le Mans y la Coppa Acerbo y fue, detrás de Fangio, subcampeón del mundo de Fórmula 1.

Regresó a la Argentina, donde siguió metido en el mundo de la competición, pero dejó un gran recuerdo en Ferrari y en los que le vieron correr. Cuentan que después de su primera victoria en Silverstone, el Cabezón y Enzo Ferrari se reunieron en la fábrica de Maranello. El Cabezón predijo que Ferrari pasaría a la historia del automóvil y Enzo tomó el contrato del Cabezón y lo hizo trizas ahí mismo, para extender un nuevo contrato por veinte veces más dinero que el primero, sin pensárselo dos veces. El Cabezón firmó, naturalmente.

El Cabezón, presto a dar guerra en la pista.

En 2011, en Silverstone, Bernie Ecclestone cedió el volante del Ferrari 375 F1 del Cabezón (que conservaba en su colección particular) a Fernando Alonso. Sesenta años más tarde de la primera victoria de Ferrari, en el mismo escenario, Alonso corrió primero con el Ferrari del Cabezón y luego ganó él mismo la carrera. En Maranello se asegura que don Enzo intercedió en persona para que se obrara el milagro. Conociéndolo, les creo.

Pero hay que añadir una anécdota muy jugosa. Ecclestone cedió su pieza de museo a la Scuderia para dar una vuelta a Silverstone; Alonso se lo pasó tan bien en la primera vuelta que, en vez de detenerse, aceleró y dio una segunda vuelta a ritmo de carrera. El público aplaudió a rabiar mientras Ecclestone palidecía visiblemente y el Cabezón aplaudía. El 375 F1 rugía como en los buenos tiempos.

En fin, que lo echamos de menos, qué más puedo decir.

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