Huelga a la murciana


Sanidad pública en manos de consejeros autonómicos y ministros de CiU y del PP.

La crisis obliga a suprimir gastos. Quizá demasiados. Pero lo más sangrante es que las administraciones públicas supriman los gastos que permiten la igualdad de oportunidades y aseguran un mínimo de bienestar entre los que menos tienen y más necesitan. Los recortes (palabra funesta) cargan sus tintas contra la sanidad pública, el sistema de seguridad social, las ayudas a la dependencia, la educación... y se llevan por delante la administración de justicia o la ciencia y la investigación, sin las cuáles no creceremos más adelante, si se presenta la oportunidad uno de estos días.

A poco que uno piense, a poco que eche un vistazo alrededor, verá que las personas que más sufren los llamados recortes son las que no pueden defenderse, las que menos tienen y más necesitan. Los de siempre, en cambio, viven cada vez mejor.

Dicho esto, nos interesa el curso de algunas reivindicaciones laborales. La de médicos, enfermeras y personal sanitario, por ejemplo. A usted no le gustaría que le atendiera en el quirófano un cirujano mileurista al que le acaban de recortar el sueldo un 30% y le han dicho que en verano (ya mismo) se quedará sin plaza en el hospital. Pero las reivindicaciones de estos colectivos no son sólo salariales o laborales: piden más medios para atender a los pacientes y que no sean los criterios económicos los que decidan uno u otro tratamiento.

Abriré un paréntesis, breve. Verán por qué.

En Murcia, el gobierno apostó muy fuerte por un aeropuerto privado (es un decir), el de Corvera, situado a 40 km del aeropuerto de San Javier, que ya está amortizado hace años. El aeropuerto de Corvera le cuesta al gobierno murciano 200 millones de euros al año... y no ha conseguido ni un vuelo, ni uno sólo.

Son 200 millones, precisamente, los que quería recortar el consejero de Hacienda murciano. De esos 200 millones, 150 serían el recorte sobre el Servicio Murciano de Salud. Como siempre, que paguen los pobres.

El recorte tenía toda la pinta de ser muy bestia. Lo peor del caso es que los sindicatos de siempre, CC.OO. y UGT, ya no despertaban la confianza del personal sanitario. Sus huelgas nos cuestan dinero, dijo un médico, y no consiguen nada. Además, las huelgas afectan a los pacientes y eso da mucha grima al personal sanitario. El caso es que las manifestaciones de protesta convocadas por CC.OO. y UGT apenas sumaban un puñado de batas blancas.

Pero el sindicato de médicos de Murcia, CESM (http://www.medicosdemurcia.com/), aportó una idea original y publicó un Decálogo de la buena práxis médica. El punto central de este decálogo es: Anteponer siempre el estricto criterio médico y sin tener en cuenta variables económicas.

Es de sentido común y así tiene que ser, pero el gobierno murciano se encontró con serios imprevistos cuando los médicos murcianos comenzaron a atender a sus pacientes con mucha amabilidad y cortesía y los tenían en la consulta una buena media hora o el tiempo que hiciera falta. Recetaban no los medicamentos genéricos o más baratos, sino los que necesitaba el paciente, aunque fueran los más caros. A la menor duda, se encargaban pruebas diagnósticas, sin mirar gastos, y se prolongaban varios días las estancias en un hospital. Etc.

Comenzaron a colapsarse los hospitales murcianos y los ahorros prometidos se fueron a tomar viento en un pispás. Hasta tal punto ha sido así que la consejería de Sanidad murciana ha tenido que ceder. Aunque no volverán las pagas extras, sí que (copio) contempla la posibilidad de colaborar con los profesionales a la hora de gestionar [la sanidad pública]. Es más, los médicos serían corresponsables de esa buena gestión y tendrían su recompensa en forma de incentivos. Se trata, en resumen, de conseguir un ahorro razonable, basado en criterios médicos, que no puramente económicos. En este terreno hay mucho que hacer, y poco hecho.

Paciente en lista de espera, rogando que le atiendan pronto.

Esperamos que vaya bien, pero cuánto nos gustaría que en casa, en Cataluña, los responsables de la sanidad pública escucharan de verdad a los médicos, enfermeras y demás personal sanitario. Aquí se recorta matando gente, sin consideración alguna, destrozando sistemáticamente lo poco que queda de la sanidad pública y favoreciendo las empresas de algunos, favoreciendo un modelo de gestión (Innova, por ejemplo) que provoca pérdidas económicas monstruosas, una mala calidad espeluznante y una corrupción asquerosa.

Ah, me dirán, que aquí no tenemos aeropuerto de Corvera. No, pero poco les costará descubrir muchos gastos inútiles en el morral del Gobierno de los Mejores. Muchos. Empezando, estos días, por París. 

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