Su madre era napolitana y su padre, parmesano. Vivían en Nueva Jersey, eran católicos, hablaban italiano en casa, vivían modestamente y tenían un hijo, James, que les salió actor. Comenzó en el teatro, en Broadway, pero saltó al cine. Hizo casi siempre papeles de mafioso (alguna vez ruso, casi siempre italiano) hasta que acabó en una serie de la HBO para televisión, The Soprano. Eso fue en 1999.
James Gandolfini se convirtió en Tony Soprano, un mafioso de Nueva Jersey con problemas emocionales, padre de familia y gángster. Una de las mejores series de televisión de la historia (si no la mejor) lo encumbró hasta lo más alto y lo convirtió en un icono de la pequeña pantalla.
Ayer, en Roma, murió. Un infarto, dicen. Que descanse en paz.
Siento muchísima pena.
ResponderEliminarNo dudes que Los Soprano ha sido y posiblemente será la mejor serie de la historia.