El abuelito incendiario


No hay que reírse de estas cosas, porque la historia que no sabemos, la que corre detrás de la escueta noticia, tiene que ser trágica y triste. Un hombre pegaba fuego a los contenedores de Sant Vicenç dels Horts. Lo hacía de madrugada, entre las seis y las ocho de la mañana. Llevaba cuarenta contenedores incinerados y algunos incendios habían dañado vehículos y propiedades. Tuvo que intervenir la policía, que ha atrapado al pirómano y ha descubierto a un anciano de ochenta y dos años. No lo ha detenido. Esgrime como excusa la avanzada edad y algún tipo de locura o manía senil. He ahí el fondo trágico de la noticia que, leída como nota de agencia de prensa, tiene una bis cómica innegable. Porque en la vida, qué le vamos a hacer, lo cómico está íntimamente ligado con lo trágico, qué fatalidad.

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