¡Ya vienen!


La calle llena de gente. ¿Por dónde tiran este año? Por aquí, por allá... Se ocupan las esquinas, los portales, las aceras. Hay que procurar una vía de escape para cuando lleguen los demonios y las bestias, pero también un buen puesto para apreciar los bailes. El público se impacienta, los niños preguntan cuándo vendrá el gegant. Pronto, muy pronto, repiten docenas de padres. Y en éstas, una voz alerta a la multitud: ¡ya vienen! ¡Ya están aquí! Las miradas de los niños descubren al gegant alzándose por encima de la muchedumbre, que se aprieta cada vez más a toque de chirimías y tamboriles. Es la procesión cívica de la vigilia de San Bartolomé y puede pasar de todo.

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