Muñeiras


En catalán, la gaita se llama sac de gemecs (literalmente, saco de gemidos), nombre que le va que ni pintado. Cuando era pequeñito, nadie nos daba la gaita en la Fiesta Mayor, pero luego aparecieron algunas y los entendidos hablaban de la recuperación de no sé qué tradiciones ancestrales, como si la gaita fuera invención catalana y los celtas, catalanes del norte, un poco despistados. Pero esas gaitas de chichanabo que aparecieron entonces no son como las escocesas, que se alzaban sobre el fragor de los cañones, sino que tienen un sonido quejumbroso y apagado, que se diluye entre cascabeles y petardos y huye ante el chirrido de las chirimías. Son gaitas de cámara, para entendernos.

En medio de mis meditaciones sobre gaitas y cornamusas, dos forasteros echaron un vistazo al baile que animaba el gaitero. Unas chicas danzaban con castañuelas y cascabeles a toque de gaita y uno de los dos forasteros exclamó: ¡Coño! ¡Una muñeira!

La música popular es lo que tiene, que sale por donde menos la esperas.

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