Tiene narices, el tipo

Vive en Cataluña un caballero con un problema tremebundo. Cuentan que amanece con tantas narices como días quedan en el año. Su pesadilla es el 1 de enero, donde se levanta de la cama con 365 narices, o 366 si le da al año por ser bisiesto. Día a día, va perdiendo narices, amanece con 364, 363, 362... y así hasta hoy, que es 31 de diciembre, que despierta como usted o como yo, con una sola nariz bajo los ojos.

Le llaman (cómo no) l'Home dels Nassos, que es, en catalán, el Hombre de las Narices. ¡Pobre muchacho!

Será hoy el día que se vestirá de veintiún botones y saldrá a la calle, convenientemente desnarigado. Podrá aparentar normalidad, ver mundo, respirar aire fresco, gozar del único momento de paz antes del día de mañana, que le espera con 365 narices, que no son pocas. Quizá conozca a una mujer y goce con ella, que otro día lo tendrá difícil. El caballero vive el momento, pues otra cosa implicaría vivir muy malamente.

Se cruzará con usted y quizá le salude, o le pregunte por el tiempo. Podrá sorprenderlo viendo escaparates o tomándose un café en la terraza de un bar. Será ese personaje de caminar vigoroso o ese turista despistado que mira siempre hacia los balcones. En todo caso, no se alejará demasiado de la ciudad, porque se encerrará en casa tan pronto caiga la noche y vivirá con angustias las campanadas de las narices.

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