Incerta glòria


Se ha dicho de Incerta glòria que es una de las mejores novelas escritas en España durante el siglo XX. Sin duda, es una de las mejores novelas contemporáneas escritas en catalán, gestada, literalmente, durante decenios. Originalmente, Joan Sales escribió Incerta glòria dividida en cuatro partes. En su última versión definitiva (la novela ha conocido al menos dos versiones que el mismo autor consideró definitivas), la novela consta de tres partes y la cuarta parte se considera (o se puede considerar) una novela independiente, con el título El vent de la nit. Las primeras tres partes transcurren entre 1937 y 1938; la cuarta parte se inicia en los años cincuenta y acaba a finales de los sesenta.

Es una novela cargada de un profundo e insistente discurso ideológico. Político, nacional, sí, pero también, especialmente, existencial (mejor dicho, existencialista), católico en esencia, que no puedo evitar comparar con Crimen y castigo, de Dostoyevski. ¡Me la recuerda tanto...! Especialmente, su cuarta parte. La culpa, el perdón, el sentido de las cosas que no tienen (en apariencia) ningún sentido... Sales no ahorra páginas de reflexión profunda sobre un mensaje que ensalzará la salvación por la fe, por la cruz, que dice él. Pero ¡no se espanten ustedes! Es una gran novela.

Tres personajes narradores, tres puntos de vista sobre los mismos hechos. El tercer narrador aparece años después en la cuarta parte, independiente. Tres hombres enamorados de una misma mujer, cada uno a su manera. La guerra en el frente, en la retaguardia, el terror anarquista, la opresión de la dictadura, los bombardeos sobre la población civil, el racionamiento, los aprovechados de los dos bandos, los verdaderos héroes, los paisajes, los ideales de la juventud y el desengaño de la madurez... Son brillantes los personajes secundarios, los escenarios, las historias que aparecen y desaparecen sobre el fondo de la narración principal... Sales muestra una capacidad y un ingenio narrativo dignos de nuestro mejor aplauso. Incerta glòria tiene momentos de verdadera poesía y otros de narrativa brillante.

La primera edición de Incerta glòria tenía 352 páginas y se publicó engañando a la censura con el nihil obstat y el imprimatur de algunos padres jesuitas conocidos del autor, que era tan católico como catalanista, y que había regresado hacía poco del exilio. Cuando Incerta glòria se publicó en Francia (en una versión ligeramente ampliada), tuvo un gran éxito. ¡Atención! La censura se echó encima de la novela. ¡Algo que tiene éxito en Francia no puede ser decente!, se argumentó. Por eso tardó la segunda edición, ampliada, y la tercera, la primera versión definitiva, y la cuarta, la definitiva de verdad. En la última versión, ya hablamos de ochocientas y pico páginas de la mejor literatura.

El éxito de Incerta glòria se debe a sus propios méritos, evidentemente, pero también al empeño de algunos personajes como Lara (el fundador de Editorial Planeta), que la mandó traducir al castellano y también la publicó en catalán, sorteando y burlando la censura de aquel entonces.

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