El inefable señor don Salvador Sostres i Tarrida, que nació en 1975, se matriculó el primer año en la Facultad de Periodismo de la Universidad Autónoma de Barcelona y dejó la carrera ahí mismo. Descubrió que no le hacía falta para dedicarse a ser tertuliano y escribir artículos de opinión, creando polémicas innecesarias, de las que uno puede llegar a vivir la mar de bien si sabe insultar según el viento predominante. Entre las más sonadas, se cita la ofensa a El Triangle por unas subvenciones, un artículo en el Avui que decía (cito textualmente) que hablar castellano es de pobres y de horteras, de analfabetos y de gente de poco nivel, así, tal cual, de acusar de alcohólico al señor don Pasqual Maragall, que se querelló contra él, de infamar a Labordeta, una vez muerto (qué valiente, por Dios), por (cito de nuevo) comunista y ruralista, y son también muy celebrados los comentarios que hizo en el programa Alto y Claro de Telemadrid, que trajeron cola (véase el enlace). Qué lástima que personajes como éste ofendan el noble oficio del periodista.
Fue él quien calificó a los señores Alavedra y Prenafeta de hombres de honor... ¿Será casualidad? Porque los mafiosos se llaman a sí mismos honorables, hombres de honor... Decía que los dejó por las nubes, y les perdonó en voz alta su desliz por el gran servicio que habían prestado a la resistencia nacional, entre otras lindezas dedicadas a dos personajes acusados de blanquear dinero mediante la corrupción urbanística. La declaración, que no tiene desperdicio, es muy fácil de encontrar en internet. Se quedó tan pancho, el hombre, y sigue en sus trece.
Hace pocos días, en El Mundo, el señor Sostres publicó un artículo que insiste en esa relación amistosa con el señor Prenafeta, con el que comparte muchas comidas en restaurantes de postín, como también es fácil de comprobar (¿quién paga la nota?). Cuenta el caballero que hace un año, el 8 de marzo de 2010, cuando cayó una nevada en Barcelona de padre y muy señor mío, el señor Sostres, el señor Prenafeta y el ahora secretario de Comunicación del Gobierno de la Generalidad de Cataluña, don Josep Martí, quedaron atrapados por la nevada (sic) en el restaurante Vía Veneto y tuvieron que alargar el café, la copa y el puro hasta bien entrada la noche.
Cuenta que coincidieron con el señor Laporta, que iba acompañado del economista nacional, el señor Sala i Martin, y que hablaron largo y tendido. Cuenta que quisieron quitarle de la cabeza al señor Laporta la idea de meterse en política, pero Laporta no daba su brazo a torcer. Entonces le propusieron que se apuntara a CiU (sic). Prenafeta no se lo pensó dos veces y llamó a don Artur Mas (hoy presidente) y habló largo rato con él. En beneficio del señor Mas, éste no quiso ver al señor Laporta en CiU ni en pintura, pues no se fiaba de él. Pero Prenafeta insistía. Dijo lo siguiente, y cito: Dale un cargo suculento, como la Secretaría de Exteriores, algo que le permita figurar, pero que no interfiera en el día a día del Gobierno.
No hubo manera. Mas dijo que no y Prenafeta confesó que lástima, que Laporta era un buen chaval. Todo lo dicho, dicho por el señor Sostres.
Ahora soy yo el que se escandaliza. Por dos o tres razones. La primera, es la facilidad con la que un tipo como Prenafeta, con la de antecedentes delictivos (o presuntamente delictivos, si quieren) que lleva a cuestas, un chanchullero de tal calibre y reconocimiento público, un tipo que se mueve entre la corrupción como Pedro por su casa... la facilidad, decía, con la que un tipo así llama a don Artur Mas y le aconseja (y el otro, que se deja llamar y aconsejar, que conste). La familiaridad con la que se reúne un personaje de tal calibre con cargos de confianza del Partido en un lugar tan público como el Vía Veneto...
Pero lo que de verdad me saca de quicio es que los mismos que mandan digan que ser secretario general de Asuntos Exteriores (de la Generalidad de Cataluña) es un chollo, un suculento cargo que no sirve nada más que para figurar.
¿Lo han suprimido? No, qué va. El reajuste, el recorte, la austeridad, no pasa por ahí. Pasa por echar médicos a la calle, eso sí, por no pagar ni el gas ni la electricidad de las escuelas.
Pues, malditos sus huesos, qué quieren que les diga. Así se pudran.
Fue él quien calificó a los señores Alavedra y Prenafeta de hombres de honor... ¿Será casualidad? Porque los mafiosos se llaman a sí mismos honorables, hombres de honor... Decía que los dejó por las nubes, y les perdonó en voz alta su desliz por el gran servicio que habían prestado a la resistencia nacional, entre otras lindezas dedicadas a dos personajes acusados de blanquear dinero mediante la corrupción urbanística. La declaración, que no tiene desperdicio, es muy fácil de encontrar en internet. Se quedó tan pancho, el hombre, y sigue en sus trece.
Hace pocos días, en El Mundo, el señor Sostres publicó un artículo que insiste en esa relación amistosa con el señor Prenafeta, con el que comparte muchas comidas en restaurantes de postín, como también es fácil de comprobar (¿quién paga la nota?). Cuenta el caballero que hace un año, el 8 de marzo de 2010, cuando cayó una nevada en Barcelona de padre y muy señor mío, el señor Sostres, el señor Prenafeta y el ahora secretario de Comunicación del Gobierno de la Generalidad de Cataluña, don Josep Martí, quedaron atrapados por la nevada (sic) en el restaurante Vía Veneto y tuvieron que alargar el café, la copa y el puro hasta bien entrada la noche.
Cuenta que coincidieron con el señor Laporta, que iba acompañado del economista nacional, el señor Sala i Martin, y que hablaron largo y tendido. Cuenta que quisieron quitarle de la cabeza al señor Laporta la idea de meterse en política, pero Laporta no daba su brazo a torcer. Entonces le propusieron que se apuntara a CiU (sic). Prenafeta no se lo pensó dos veces y llamó a don Artur Mas (hoy presidente) y habló largo rato con él. En beneficio del señor Mas, éste no quiso ver al señor Laporta en CiU ni en pintura, pues no se fiaba de él. Pero Prenafeta insistía. Dijo lo siguiente, y cito: Dale un cargo suculento, como la Secretaría de Exteriores, algo que le permita figurar, pero que no interfiera en el día a día del Gobierno.
No hubo manera. Mas dijo que no y Prenafeta confesó que lástima, que Laporta era un buen chaval. Todo lo dicho, dicho por el señor Sostres.
Ahora soy yo el que se escandaliza. Por dos o tres razones. La primera, es la facilidad con la que un tipo como Prenafeta, con la de antecedentes delictivos (o presuntamente delictivos, si quieren) que lleva a cuestas, un chanchullero de tal calibre y reconocimiento público, un tipo que se mueve entre la corrupción como Pedro por su casa... la facilidad, decía, con la que un tipo así llama a don Artur Mas y le aconseja (y el otro, que se deja llamar y aconsejar, que conste). La familiaridad con la que se reúne un personaje de tal calibre con cargos de confianza del Partido en un lugar tan público como el Vía Veneto...
Pero lo que de verdad me saca de quicio es que los mismos que mandan digan que ser secretario general de Asuntos Exteriores (de la Generalidad de Cataluña) es un chollo, un suculento cargo que no sirve nada más que para figurar.
¿Lo han suprimido? No, qué va. El reajuste, el recorte, la austeridad, no pasa por ahí. Pasa por echar médicos a la calle, eso sí, por no pagar ni el gas ni la electricidad de las escuelas.
Pues, malditos sus huesos, qué quieren que les diga. Así se pudran.
No és veritat, Luis. Hi ha talls també a Exteriors. I molt substancials. A més, no és un departament, és una secretaria. I si exteriors permet obrir camins, també comercials, se'n beneficien les empreses i ergo, els treballadors d'aquest país.
ResponderEliminarLes oficines comercials són una cosa, i pot ser una cosa útil, i fins i tot ho ha estat. Però hi ha moltes sospites que moltes despeses exteriors de la Generalitat de Catalunya (moltes) podrien dedicar-se a fer coses de més profit per als catalans.
ResponderEliminarDe tota manera, em remeto a l'article del senyor Sostres i als comentaris que recull aquest home sobre el sucós càrrec que volien oferir-li al senyor Laporta, per mediació del senyor Prenafeta. Tot plegat, la història del "Via Veneto" sembla el guió d'una escena d'una mala pel·lícula de gàngsters repartint-se el pastís. Ho sembla? Ho potser és precissament això? Deixo la pregunta sense respondre.
Si los mafiosos se se autocalifican de honorables, ¿qué cargo en la Casa Nostra ocuparia alguien Molt Honorable?
ResponderEliminarSomething is rotten in the state of Catalonia!
Qué maldad, Carlos. El término correcto es "hombre de honor", "uomo di onore", que es, curiosamente, exactamente, casualmente, quién sabe, el que ha empleado varias veces el señor Sostres hablando de Prenafeta, Alavedra et Co.
ResponderEliminar"En efecto, vivimos unos tiempos singulares. Mas los hombres interpretan las cosas a su modo y se apartan del recto sentido."
Julio César. I.ii.