No hablo del asunto de GISA y del mangoneo de algunos empresarios de Gerona, que es más propia de una historia de mafiosos que de un país civilizado. Hablo del robo, literal, de una carretera.
La prensa y la televisión se lo han pasado en grande con el asunto del robo de esa carretera. Sí, sí, he dicho bien, antes y ahora, el robo de una carretera. De cincuenta metros de carretera, para ser exactos.
La misma cara que han puesto ustedes la pusieron en el cuartelillo de la Guardia Civil en Polanco, Santander, el pasado 21 de marzo, cuando los representantes del Ayuntamiento de Miengo denunciaron el robo (sic) de cincuenta metros de asfalto de una carretera municipal que va del núcleo del pueblo a la playuca de Mogro, un lugar recién acondicionado para uso y disfrute de los paisanos, que costó sus buenos 15.000 euros. Pero, a ver, ¿para qué quiere nadie cincuenta metros de asfalto?
La Benemérita inició las investigaciones y dio con el responsable en un pispás. El personaje aseguró que esos cincuenta metros de carretera municipal pasaban por su terreno y que no le daba la real gana de que pasaran por ahí. Por lo tanto, se llevó la carretera y ahí te quedas.
En vista del pleito entre el particular y el ayuntamiento, la Guardia Civil ha puesto el caso en manos de los Juzgados de Torrelavega, considerando que se trata de un asunto civil, no criminal, y allá se apañen ellos.
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