El origen del mundo

Tendría que titularse El gran Beune, pero en Anagrama han decidido que El origen del mundo le va mejor y han cambiado el título. Por lo demás, la traducción de María Teresa Gallego Urrutia es magnífica, o cuanto menos, difícil, porque Michon escribe como escribe y no quisiera verme en su pellejo.

Los que han leído algunos comentarios sobre libros de El cuaderno de Luis saben que siento debilidad por Pierre Michon. Aunque obliga a leer lentamente, concentrado, la recompensa que uno obtiene compensa cualquier penalidad, porque el francés es único en recrear las cosas mínimas, las que de verdad importan.

El origen del mundo es un retrato de la lujuria que sufre un maestro novato, que cuenta con apenas veinte añitos, cuando llega al pueblecito de Castelnau y conoce a la estanquera, Yvonne, que es una mujer con una presencia que quita el hipo. Poco más, aunque más que suficiente para recrear las pasiones humanas que sufre el protagonista.

Se hace notar que el libro tiene sus años. Aunque se ha publicado hace poquísimo en España, lleva más de diez años publicado en Francia. En mi modesta opinión, no es el mejor Michon, pero uno dice tal cosa al comparar El origen del mundo con Vidas minúsculas, que es un monumento literario. No me hagan mucho caso, porque el gusto es una cuestión personal y circunstancial. La calidad, en cambio, es indiscutible.

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