
Es la primera y, que yo sepa, única novela de Olmi, que es guionista y director de cine. Bergamasco de nacimiento y milanés de adopción, hizo carrera con las películas y proyectaba una sobre Milán durante la Segunda Guerra Mundial cuando cayó enfermo. Estuvo tres años entre aquí y allá y el proyecto cinematográfico quedó en nada. Gracias a Dios, sobrevivió y en vez de una película, escribió una novela, Chico de barrio.
Es una buena novela, narrada en primera persona nostálgica, que nos muestra Milán durante la guerra y la ocupación desde la óptica de un niño que va dejando de serlo. Se nota que Olmi vive del cine, porque más que capítulos, Chico de barrio tiene escenas. En efecto, es, como diría algún pedante, una novela muy visual.
Es fácil de leer, agradable, está bien escrita y no deja de ser notable. Recomendable a toda clase de lectores.
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