Autores mediáticos y rabietas estrambóticas


Doña Pilar Rahola vestida para la ocasión.

El dia de Sant Jordi es la fiesta del libro, al menos en Barcelona. El Gremi de Llibreters (el Gremio de Libreros) publica una lista con los libros más vendidos este día, que publica hacia las seis de la tarde. No se sabe exactamente cómo se confecciona esa lista ni qué pasa con las ventas de las últimas horas del día, pero hay bofetadas por ver quién será el libro más vendido. Será en varias categorías: ficción, no ficción, juvenil e infantil, en los dos idiomas principales, catalán y español. Este año, ¡gran novedad! El Gremi de Llibreters añadió una nueva categoría, la de libros de autores mediáticos.

Pero ¿quiénes son los autores mediáticos? Básicamente, los gilipollas que salen por televisión, ésos que venden libros aprovechándose de su fama en los medios. Casi en su totalidad, sus libros son una verdadera porquería, pero se venden como rosquillas. Los libreros, pues, se enfrentan a una triste paradoja: suelen ser personas leídas y amantes de los libros, pero tienen que vender libros de autores mediáticos para subsistir. Cuánto dolor.

Ya lo dijo Schopenhauer: en una discusión no gana quien lleva razón, sino quien grita más. La cita viene al caso porque era previsible que algún autor mediático saltara como un muelle por no poder presumir de pertenecer al gremio de Cervantes. Saltó. Fue doña Pilar Rahola, periodista, tertuliana radiotelevisiva de voz altisonante y desafinada, biógrafa de don Artur Mas (La máscara del rey Arturo, les juro que ése es el título), miembro del Consejo de Transición Nacional (no hace falta decir más de tal consejo) y ahora, autora mediática, histérica, polémica y estrambótica, verán por qué.

Las raíces del éxito literario de doña Pilar Rahola.
Arrimarse al poder es más televisión y más televisión, más ventas.

Doña Pilar Rahola escribió una novela, El carrer de l'Embut (La calle del Embudo), y alguien (Edicions de la Magrana) se atrevió a publicarla y ponerla a la venta. Podemos censurar el gusto literario de los editores, pero no su visión de negocio.

El bodrio iba a venderse porque Pilar Rahola sale hasta de debajo de las piedras, en radio, prensa y televisión. Allá destaca por su grita, capaz de derrotar al coro de verduleras de un mercado central. Tertuliana obligatoria en las emisoras del Grupo Godó, TV3, Tele 5, hasta ha tenido intervenciones magistrales en Intereconomía.

Es un espectáculo (desagradable) verla en acción, porque grita más que nadie se discuta tanto sobre un roto como sobre un descosido y hace suya la máxima schopenhaueriana de no dejar hablar a tu contrario. Es, sin duda de ninguna clase, una autora mediática típica y tópica, de ésas que cada vez que asoma las narices nos recuerda que somos un país bastante zafio e inculto, que tiene difícil remedio si ésta se considera formadora de opinión (sic), escritora y consejera de transición nacional, sea lo que sea eso.

El Gremi de Llibreters, con un criterio clarísimo, que aplaudo, clasificó su libro como de autor mediático. Al día siguiente, doña Pilar Rahola armó la marimorena en RAC 1 (la emisora de radio del Grupo Godó).

Dijo (traduzco del catalán):

[...] ¡Me han menospreciado! ¡No se puede jugar de esta manera con la obra de la gente! [...] ¡Nos han hecho daño deliberadamente! [...] Es literatura pura. Puede ser buena o mala, pero ¡es literatura! [...] Un libro mediático es ése que sale por Sant Jordi, que tiene un corto recorrido [sic] y que tiene voluntad de ser popular. [...] ¿Y yo qué? ¿Seré mediática toda la vida, aunque deje de salir en los medios? [...] La clasificación de autores mediáticos [...] es muy indecente. [...] Es una imbecilidad. [...] Etc.

Para finalizar, ha enviado a la porra al Gremi de Llibreters (sic), luego les ha exigido una disculpa (sic), después de llamarlos inconscientes (sic), y ha dicho que mañana se habrá olvidado toda esta polémica porque mi libro gusta (sic). Ahí queda eso.

Que guste no se lo he oído decir a ningún crítico literario hasta la fecha. Tampoco a ningún lector. Quizá en unos días...

Ni el presidente del gremio, don Antoni Daura, ni ningún representante de los libreros quiso responder en directo al veneno vertido por la estrambótica e histérica autora mediática. Eso la enfureció todavía más. Pero hay que notar que los libreros son gente leída, culta y educada y sabrán de Schopenhauer. Si el otro grita más que tú, que se desgañite solo.

La respuesta del Gremi de Llibreters se presentó el día siguiente. Su presidente dijo que la categoría de autores mediáticos respondía a criterios comerciales puramente informativos. Añadió que deja al margen valoraciones que corresponden a la crítica literaria. Es decir, es una clasificación mercadotécnica, no literaria. Luego, la puntilla.

Dijo que doña Pilar Rahola era una autora mediática y tenía dos pruebas de ello. Si no lo fuera, no habría podido armar el follón que armó; si no lo fuera, no se habría vendido su novela (sic). ¡Más claro, el agua!

Para evitar polémicas (sic) el gremio publicó la lista de los libros más vendidos, sin hacer diferencias de ninguna clase, ni siquiera de idioma. El libro de la autora mediática doña Pilar Rahola cayó hasta la décima posición de la clasificación.

Una tercera parte de los autores de los veinticinco libros más vendidos es mediática en mayor o menor medida. Serán dos guionistas de TV3 (publicitados hasta el hastío por la cadena de televisión pública), cuatro periodistas que participan en tertulias de TV3 o del Grupo Godó, un cantante retirado de merecida fama (al que agradecemos su retiro) y la inefable señora Rahola, que suman ocho autores y nueve libros (uno está traducido) de los veinticinco listados.

Hace muy poco, justo antes de publicar este apunte en El cuaderno de Luis, El carrer de l'Embut de Pilar Rahola era el 92.º libro en catalán más vendido en Amazon y la única crítica de su libro que he sido capaz de encontrar (escrita en catalán) la valora como mala (2/5) y dice (traduzco): [...] No es fácil reconocer el propósito de la autora. [...] Parece que hace una mezcla de muchas cosas y ni ella misma acaba de saber qué piensa. [...] Como en la tele, vamos.

 

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