Los cien días


Balance de los Cien Días.

Cuando me hablan de los cien días me salen los Cien Días, que se escriben con mayúscula, los que aguantó Napoleón Bonaparte en 1815 cuando regresó del exilio en Elba y volvió a proclamarse Emperador de los Franceses. De Elba a Waterloo y de ahí, a Santa Helena, a cultivar un pequeño huerto y morirse de asco es el resumen. Con esa imagen en la cabeza, me hablan de los cien días de cualquier gobierno y temo lo peor. Ay, ay, ay, digo siempre.

No todo es negativo. También se hacen propuestas beneficiosas y constructivas.

En este caso, mis temores son terrores. La Segunda Edición del Gobierno de los Mejores ha cumplido cien días, que más parecen cien noches. No se conoce peor gobierno de la Generalidad de Cataluña que éste, ni remontándonos a la Edad Media. Si el pujolismo fue corrupto y el tripartidismo, inepto, el Gobierno de los Mejores suma las virtudes de la corrupción y la ineptitud. Supera todas las (malas) expectativas que pueda usted imaginar. Todas. Es el peor gobierno en el peor momento. No parece que esto vaya acabar en un Waterloo, sino que parece que vamos de un Waterloo a otro, día tras día, cada uno más funesto que el anterior. Cómo se ve que me alegra el cuerpo este gobierno, ¿verdad? Mucho.

El señor Millet, en la comisión de investigación del Parlamento de Cataluña.

En medio de la oscuridad, una lucecita, mínima. El juez que investiga el caso Palau sostiene que hay indicios sólidos y plurales (sic), y no puras conjeturas (sic, de nuevo) para poder decir que CDC se lucró con la ayuda del Palau de la Música. A lo que parece, CDC cobró un 3,5% de las obras adjudicadas a Ferrovial y Millet, Montull et Co., el 0,5% que faltan para el 4% que era norma entonces. El juez lo ve tan claro que la desestimación del recurso que planteó CDC contra el embargo de la sede del partido se justifica con artillería pesada y contundente. No hay lugar para la duda. Es evidentísimo, dice el juez. Es más, si resulta que cobró una comisión a Ferrovial, cometió un delito y si resulta que no la cobró, comete otro, por apropiarse entonces indebidamente de fondos del Palau de la Música o algo así, que no acabo de pillarlo. Malo si sí, malo si no, malo siempre.

Puede comprobarse que, en catalán, dimitir es verbo ruso.

En cualquier país civilizado rodaban cabezas en el partido y entre los cargos públicos relacionados con esta vergüenza nacional. Esto no puede quedar así. ¿Ah, no? Eso será en su tierra, porque en la mía... Para un catalán, dimitir es un nombre ruso, que diría el chiste, y cesar, uno romano. Queda, pues, demostrado qué pueblo más atrasado somos y cuánto nos queda por aprender. De entrada, idiomas.

Algunas fuentes no descartan que el mismísimo señor don Artur Mas, entonces secretario general de CDC, se viera implicado como testigo, incluso como imputado, si esto sigue así. El porqué es evidente: ¿El secretario general de CDC no sabía de dónde salían millones de euros para financiar el partido que él mismo gestionaba? Si lo sabía, malo; si no lo sabía, es más tonto que Abundio. Cabe una tercera posibilidad (la que Mas me convence), que sea malo y tonto. Pero ¿lo llamarán a declarar delante del juez? Me da que no. No creo ni que lleguemos tan lejos ni que tengamos tanta suerte, pero lo mismo dijeron de una elefanta (perdón, infanta) y ya ven cómo está el patio.

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