Así es. Me he quedado con la duda desde que se ha hecho público que en la Zarzuela han buscado y encontrado una ocupación discreta y lejana (sobre todo, lejana) para don Ignacio Urdangarín, sinvergüenza y duque consorte de la primera infanta imputada y sinvergüenza consorte. El bien de la institución monárquica y la tradición exigen un suicidio que pase por accidente de caza, pero bastantes disgustos ha tenido ya la Corona Española con las cacerías últimamente. Así que han movido los hilos y prefieren enviarlo lejos, por ver si no vuelve. Gracias a esos tejemanejes reales nos salen con un trabajo para don Ignacio, el de ayudante del entrenador de balonmano de la selección de... ¿de Catar o de Qatar?
Pues, no sé. He tenido que consultar el Diccionario Panhispánico de Dudas para salir de este atolladero ortográfico. Los autores del diccionario recomiendan emplear Qatar. Sería la grafía recomendada. Dicen que la letra qāf con la que comienza este topónimo en árabe se representa en español mediante la letra q, y si ellos dicen que así es, así será.
Consideran inaceptable la grafía Katar, con ka, por carecer de tradición. El gentilicio, en cambio, puede ser catarí (sing.) o cataríes (pl.) o qatarí, qataríes (id.). Por lo tanto, aunque recomiendan Qatar y justifican muy bien el porqué, si usted escribe Catar no cometerá una barbaridad.
Eso sí, no diga que don Ignacio se ha ido a catar una selección nacional de balonmano, porque entonces se arma la marimorena y la liamos parda.
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