En algo somos los primeros

A toda página (a pantalla entera, perdón), en la versión electrónica de El País se destaca hoy qué piensa la diplomacia de los EE.UU. de Barcelona. Así, de entrada, Barcelona es la capital del terrorismo islamista del sur de Europa, que se dice pronto. Los informes diplomáticos que desvela el güiquilics ése afirman (déjenme copiar): Viven [los inmigrantes marroquíes y paquistaníes] al margen de la sociedad española, no hablan la lengua, a menudo están desempleados y tienen pocos lugares para practicar su religión con dignidad. Individualmente, estas circunstancias proporcionan un terreno fértil para el reclutamiento de terroristas. Todo unido hace que la amenaza sea clara.

¡La madre! ¡Seguro que tendrá algo que ver la alcaldesa y también senadora...! Ya saben de quién hablo. A estas alturas del cuento, no me extrañaría nada. Pero ¿ven ustedes? El racismo y la segregación de los otros sólo trae que problemas.

Además, otra. El alcalde estará contento, porque Barcelona se cita como el centro del blanqueo de dinero en Europa, dinero que procede de los beneficios del tráfico de estupefacientes, la trata de blancas, las redes de prostitución y extorsión. Barcelona es también el centro operativo de bandas criminales de toda clase y condición, y se citan mafias colombianas, chinas, ucranianas, albanokosovares, rusas, lituanas, sin dejarnos las mafias mediterráneas: la napolitana, la calabresa, la siciliana, la Casa Nostra...

Porque, permítanme un inciso, el famoso caso Pretoria, ése que parece que ha pasado a mejor vida en las páginas de la prensa, no vayan a irristarse los que mandan, se inició como una investigación sobre el blanqueo de dinero en Europa. Quiero decir que no hablamos solamente de corrupción urbanística, de un chanchullo entre amiguetes, sino de algo mucho más feo, mucho más gordo. No es la primera vez, ni será la última, que descubrimos amistades peligrosas entre los miembros de la Casa Nostra. ¿Se acuerdan de un antiguo conseller que ejercía de representante de los negocios de un mafioso ruso? ¿Qué hay de ese técnico municipal que se reclamaba dinero a cambio de licencias y regentaba burdeles en Barcelona y Castelldefels, ése que trató el asunto del hotel del Palau de la Música? ¿No les suenan los tratos del F.C. Barcelona con Uzbekistán? Pues, eso, y mucho más que no sabemos.

Los diplomáticos de EE.UU. no nos dicen nada nuevo, porque ya sabíamos todo lo que cuentan estos papeles. ¿A qué tanto güiquilics, hombre? ¡Qué novedad, qué secreto ni qué nada! La amenaza terrorista, las mafias criminales, que el 25% de todos los billetes europeos de 500 euros circule por la costa valenciana y catalana... Todo eso ya lo sabíamos, insisto, pero no parecía importarnos. Eso sí, lo deja por escrito un cónsul y se arma la de Dios, y a pocos meses de las municipales. Estos americanos no tienen vergüenza.

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