Gigantismo


¡Lo inventan todo para vender! Acabo de leer en los periódicos que un centro comercial de Barcelona o alrededores instala en el patio el caganer más grande del mundo. El personaje del pesebre mide seis metros de alto, aproximadamente, y eso que está en postura fetal, aliviándose de un apretón. Porque es lo que tiene un caganer, que hace caca agachadito y con los pantalones bajados.

Cuenta la leyenda que el caganer original era un pastor que por aliviarse se perdió la escena del pesebre, y por ello no aparece en las adoraciones al uso. Si hubiese tenido un poco más de aguante, conoceríamos su rostro gracias a los pinceles de los grandes maestros, pero, no, el niño tenía caca y así pasó a la historia, con los pantalones bajados. ¡También es mala suerte!

Pero me he desviado del tema: el caganer más grande del mundo. A ustedes, no sé, pero a mí me daría grima ir a un centro comercial donde un caballero de más de seis metros de alto hace sus necesidades en medio del patio. Pero ¡nunca se sabe! Cosas del márketing.

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