¡Chita! ¡Ankagua!

La mona Chita era, en inglés, Cheetah, y no era mona, sino un chimpancé macho. Además, Chita, o Cheetah, en original, era su nombre artístico. La mona Chita respondía, en verdad, al nombre de Jiggs.

Nosotros no sabíamos nada de todo esto. Nosotros veíamos a Tarzán en taparrabos gritar ¡Chita! ¡Chita! ¡Ankagua! y salía la mona y hacía sus monadas. Ella ponía la bis cómica, pero también sacaba del apuro a su amigo humano, que siempre se metía en líos por culpa de una hembra de su especie, qué cosas.

Los chavales de mi generación, que ya estamos un poco creciditos, nos criamos con Weissmuller haciendo de rey de la selva en Primera Sesión, los sábados en TVE. Los que vienen ahora han crecido con Schwartzenegger (si se escribe así) como gobernador saliente de California. El primero, Tarzán, se enfrentaba a los malos con el cuerpo desnudo y en blanco y negro; el segundo, da igual en qué papel, con una IMI Desert Eagle del calibre cincuenta, a todo color y sin reparar en gastos de munición. Ay, el progreso...

A lo que íbamos. Jiggs interpretó a Chita, o Cheetah, por primera vez en 1934. La mona... el chimpancé, perdón, tenía apenas dos años de edad, pero ya dio sobradas muestras de su capacidad artística. A ésa primera película, en la que Maureen O'Sullivan aparece completamente desnuda (¡guau!), siguieron otras once películas de Tarzán, en las que iba creciendo la cantidad de ropa con la que tapaban las curvas de Maureen. Chita, en cambio, por exigencias del guión, actuó siempre en pelota picada.

Después de dos décadas dedicadas al cinematógrafo, Chita se retiró. Ya entonces Lassie o Rintintín se llevaban los aplausos del público, pero a Chita le quedaba la satisfacción de haber interpretado su papel con mejor competencia dramática que Rock Hudson, por poner apenas un ejemplo. Mantuvo una nutrida correspondencia con la mula Francis que será publicada en breve (Talking with a Talking Mule, a Hollywood's Correspondence, editado por Brewster & Morrow) y vivió tranquilamente en una residencia para simios de Florida.

Pintaba (y vendía sus cuadros), veía la televisión (le gustaba mucho el fútbol americano), recibía visitas y se pasaba el día haciendo el mono, en palabras del señor Westfall, su último cuidador.

Chita ha vivido mucho y muy intensamente. En 2001, Jiggs fue reconocido como el chimpancé más longevo del que se ha tenido noticia, pero esta pasada Nochebuena... nos ha dejado.

Dicen los ángeles del cielo que se oyen gritos de ¡Ankagua! ¡Ankagua! y que una mona anda revolviéndolo todo. Que así sea.

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