Tenemos que remontarnos al 7 de diciembre de 1941. Los aeroplanos japoneses bombardean y torpedean a los acorazados norteamericanos atracados en Pearl Harbour, en las islas Hawai. Estados Unidos entra en la Segunda Guerra Mundial como víctima de la infamia nipona; así les gusta decirlo.
Profundamente ofendido e irritado por el ataque a traición, el doctor Lytle Adams, cirujano dentista de Pensilvania, idea un plan para vengarse del Japón. Ha visitado, no hace mucho, las cuevas de Carlsbad, donde se ha quedado pasmado ante una concentración de miles y miles, millones de murciélagos. Ha leído que las casas de las ciudades japonesas están construidas de materiales frágiles, ligeros... e inflamables, básicamente papel y madera. Asocia una idea con la otra y pronto maquina un perverso e ingenioso plan para rendir al pueblo japonés.
El doctor Adams escribe un memorando describiendo su plan y lo envía a la Casa Blanca. Por casualidad o porque el destino así lo tenía previsto, el memorando cae en manos del presidente Rooselvelt. El plan es ingenioso, el presidente cree que puede funcionar y ordena que se ejecute. La orden del presidente no es una orden cualquiera, pues el plan obtiene la prioridad máxima (Top Priority). El doctor Adams es nombrado jefe del proyecto, que corre a cargo de la Sección Química del Ejército (US Army).
¿En qué consiste el plan? El doctor Adams ha observado que, así que sale el sol, los murciélagos corren a refugiarse bajo techo, ya sea en una caverna, ya sea en el alero de una casa. Si se toman unos cuantos miles de murciélagos, se les pone una carga explosiva-incendiaria al cuello y se los deja ir encima de una ciudad japonesa, los murciélagos correrán a refugiarse en las casas de los japoneses y entonces... ¡pum! Cada murciélago será una imprevisible bomba incendiaria, pegará fuego allá donde esté y las llamas arrasarán la ciudad.
Parece un plan sencillo, ¿verdad? Pues, no, no lo es en absoluto.
y como se supone que tomaran presos a tantos murcielagos ademas creo que un una simple escoba se soluciona.
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