Si me preguntan, les diré que no me gusta el Gran Premio de Malasia. Hay quien encuentra espectacular correr de noche, en un circuito con alumbrado artificial, que gasta más electricidad que no sé yo. Yo... No me gusta. La estética me parece hortera y el circuito en sí no me atrae demasiado. Pero, en fin, todo por la audiencia. Vengan farolas y trajes de luces, si sale por televisión.
En estas condiciones, con mucho calor, poco sitio para adelantar y de noche, Red Bull ha vuelto ha marcar el terreno. Es cierto que Weber ha roto el motor, quizá la caja de cambios, pero Vettel ha ganado de calle, con medio minuto de ventaja y con un error de bulto en la estrategia de cambio de neumáticos. Es decir, sobrado, marcha atrás y con una mano atada a la espalda.
El equipo Ferrari ha dado un golpe de efecto, con una improvisación estratégica a mitad de carrera que ha brindado la oportunidad de una segunda posición a Alonso y de una sexta posición a Massa. Pero ¡qué lejos queda Red Bull! Tercero, el Lotus-Renault de Raikkonen, que ha hecho otra gran carrera.
Será el año que viene, con suerte.
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