Una de las frases más famosas de la filosofía es la primera del Discurso del Método de Descartes. También es una de las frases más famosas en latín. Es Cogito, ergo sum. Les suena, ¿verdad? Pienso, luego (en consecuencia, por lo tanto, entonces) existo.
Sin embargo, lo correcto sería escribir Cogito [ergo] sum. Lo más correcto, Cogito, sum. Porque Descartes no escribió ergo, sino que eso lo escribió alguien después.
Sutil, si quieren, pero interesante. Cogito, sum, es una proposición afirmativa o enunciativa. Pienso, existo. En cambio, Cogito, ergo sum, es una deducción, que no es lo mismo. Cierto que si no pensara no sabría de mi existencia, pero existiría igualmente. O quizá no, pero eso ya depende de la escuela filosófica de cada uno.
Cabe preguntarse por ese ergo. Si es correcto, si no lo es, y por qué. Luego, hay que preguntarse si falta o sobra. Wittgenstein, que es mucho más moderno y además, vienés, dijo que lo que no podía enunciarse tenía que mostrarse. Pienso, existo, ¿es un mostrarse? Con el ergo en medio, es un enunciado, que ya no se muestra, sino que se (de)muestra.
Esta observación que dejo aquí anotada ni es mía ni es nueva, pero da que pensar. La dejo a merced de los estudiantes de filosofía enfrentados al comentario de texto del Discurso del Método. No sé si les servirá.
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