Diputados, homeópatas et altri

Desde 2007, por encargo del Congreso de los Diputados, el Ministerio de Sanidad ha estudiado la situación de las terapias alternativas, llamémoslas así. El estudio tenía que valorar la seguridad y la efectividad de estas prácticas y la posibilidad de regularlas de alguna manera. Sólo Cataluña intentó regular estas actividades... y la regulación no superó los tribunales, por intrusismo profesional. En general, las Comunidades Autónomas son partidarias de regular esto o lo que sea, les encanta regular, sueñan con regular lo que les pongan por delante. Son así, qué le vamos a hacer.

Pero hay que señalar que todavía no existe una regulación sobre el ejercicio de estos timos en España, aunque sí que existe un real decreto, el 1277/2003, que regula la autorización de centros, servicios y establecimientos sanitarios. Es ahí donde aparecen las terapias no convencionales, un poco por encima. Los establecimientos que las ofrezcan tienen que contar con un médico titulado, que, ahora copio, es responsable de realizar tratamientos de las enfermedades por medio de medicina naturista o con medicamentos homeopáticos o mediante técnicas de estimulación periférica con agujas u otros que demuestren su eficacia y su seguridad.

Aquí comienzan los problemas. En primer lugar, no siempre hay un médico titulado. En segundo lugar, la eficacia de estas timo-terapias es dudosa, en el mejor de los casos. En tercer y último lugar, sobre la seguridad de las mismas...

Vayamos paso a paso.

Es un estudio (mejor dicho, la suma de varios estudios) del Instituto de Salud Carlos III y varios organismos de las Comunidades Autónomas que se han sumado a la fiesta. El primer problema ha sido cuantitativo: se han catalogado 139 terapias de pacotilla, y más que se hubieran catalogado si no hubieran puesto freno a la colección.

En este catálogo hay de todo: de la imposición de manos a la magnetización del píloro, pasando por la aromaterapia y los enemas. El número de terapeutas o timadores es elevado, y cada uno con su canción. Ven, que te pincho; ven, que te impongo las manos; ven, que te retuerzo la columna vertebral... La mayoría de estos personajes no están cualificados para ejercer una labor sanitaria, concluye el estudio.

¿Cómo saber si alguien está cualificado para tomarle el pelo a su cliente? El informe dice, copio, que no es sencillo identificar claramente a los profesionales de las terapias naturales, porque tampoco es fácil saber cuáles son éstas, como consecuencia de las múltiples tipologías, procedimientos y concepciones que se engloban bajo esta denominación. Vamos, que hay tanta terapia descabellada que se apunta cualquiera como terapeuta, y resulta prácticamente imposible titular a nadie más o menos oficialmente de algo que no se sabe qué es.

El estudio lamenta lo siguiente: Pese a no estar reguladas ni las titulaciones ni la formación en este ámbito, universidades, sociedades, centros privados, etc., proporcionan formación para profesionales sanitarios y no sanitarios. Es decir, que con el cuento se forran unos y otros y usted puede colgar en la pared un diploma que diga que pasó por la Universidad de Tal para que le enseñaran el lucrativo arte de la pedoterapia. Curiosamente, nadie sanciona ni censura a las universidades por semejante práctica.

Vayamos al asunto de la eficacia de estas prácticas.

Eficacia, poca, por no decir ninguna. El estudio concluye de manera muy clara, copio, que la eficacia de estas técnicas, medida en ensayos clínicos, no ha sido demostrada en casi ningún caso. Punto.

Algún caso merece más atención. Es el caso de la acupuntura, por ejemplo, donde se aprecia que no sirve para nada si usted quiere adelgazar o dejar de fumar, y es inútil en las dolencias articulares, posturales, insomnio... Aunque algún ensayo clínico, señala la prensa, indica que las agujitas pueden controlar vómitos o náuseas postoperatorios o en pacientes sometidos a quimioterapia. Pero ¡no se emocionen! La efectividad de los pinchazos es la misma se pinche en el sitio correcto... ¡o en cualquier otro sitio! Da igual donde se pinche. El paciente anda tan pendiente de la agujita que se olvida de marearse. Esto apunta, sin duda, a un fortísimo efecto placebo.

Algo parecido sucede con aquellas terapias donde hay algún tipo de masaje. Quiroprácticos y osteópatas señalarán que sus manipulaciones producen efectos beneficiosos. En su mayor parte, en dolencias posturales (dolor de espalda, por ejemplo), y combinadas con ejercicio físico y consejos para adquirir una mejor postura en el puesto de trabajo o en casa. Maldita la gracia, porque sin los masajes, pero con ejercicio y mejores posturas ¡se mejora lo mismo! En resumen, se habla de efectos psicológicos.

Sobre la efectividad de la homeopatía, el resultado ha sido categórico. No cura ni alivia la gripe, ni infecciones varias, ni el cáncer, ni los efectos secundarios de tratamientos químicos, los dolores articulares (artrosis, artritis, etc.), el asma, la demencia, la depresión, un cólico o, ya puestos, tampoco es capaz de inducir el parto. Que no, que no funciona. Es puro cuento. Fin.

Finalmente, estas prácticas ¿son seguras?

Corre el bulo de que las medicinas alternativas son inocuas, pero no es así. Osteópatas y quiroprácticos han ocasionado muchas desgracias, y hay un dolor de espalda característico que los médicos conocen como espalda de quiropráctico. Cuidado con retorcer articulaciones y pinzar nervios, pues. En cuanto a la acupuntura, parece más segura, porque, sin entrar en detalle, sólo produce pequeñas hemorragias y hematomas. La Sociedad de Acupuntores Chinos, la de China, no piensa lo mismo, pues asegura que en el 15% de los tratamientos se producen efectos secundarios dolorosos y no deseados, y en algunos casos, peligrosos. Cuidado con los herbolarios, porque los principios activos de las plantas también tienen efectos secundarios (incluso, peligrosos)... porque son los mismos principios activos de un medicamento de laboratorio.

Aquí hay que romper una lanza a favor de la homeopatía, que es la estafa, es decir, la pseudo-medicina más segura, o mejor dicho, más inofensiva. Las diluciones homeopáticas, dice el informe, son prácticamente agua.

Con todo, ¿qué hay del peligro de no hacer caso al médico por acudir a un impostor de manos o a cualquier otro cantamañanas alternativo? ¿No existe ese peligro?

¿Cómo se regularán estos timos a partir de este informe? Mucho me temo que se dejará ejercer a los timadores... mientras paguen impuestos. Vendemos nuestra salud por un plato de lentejas al primer desalmado que pasa por delante. Qué penita pena.

2 comentarios:

  1. Buenas, Luis.

    Que nadie sanciona a las universidades por prácticas dudosas, de acuerdo, pero si que hay quien las censura: http://listadelaverguenza.blogspot.com/

    Apa.

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  2. Lo sé, lo sé... La lista de la vergüenza está entre mis enlaces de interés. Lo que me fastidia es que no lo denuncie la prensa, ni que sea mal visto por el común.

    La lista de la vergüenza es un blog muy recomendable y útil, añado.

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