El pienso de los caballos



El conde Étienne-Marie-Antoine Champion de Nansouty, más conocido como general Nansouty, fue uno de los militares más notables de las Guerras Republicanas y Napoleónicas. Su nombre está inscrito en el Arco del Triunfo en París y sus medallas y honores se cuentan por docenas. Su fama le viene por ser un general de división de coraceros, al mando de parte de la reserva de caballería de Napoleón. Estos soldados eran la tropa de choque de la Grande Armée y las cargas que lideró Nansouty decidieron muchas batallas.


Era un tipo socarrón. Los que le rodeaban nunca sabían si hablaba en serio o en broma. Eso sí, cuando ejercía de general sus órdenes eran breves, concisas e indiscutibles y lo mejor era obedecer.

De la sorna de Nansouty no se libró ni el mismísimo Napoleón. En la batalla de Wagram, el Emperador censuró una de sus maniobras y Nansouty no se lo pensó dos veces. No será Su Majestad la que tenga que enseñarme ahora cómo mandar la caballería, le respondió. El Emperador se mordió la lengua y le dejó hacer.

En Rusia, mandó el I Cuerpo de Caballería. Las primeras semanas de la campaña fueron terribles para los caballos, que morían por docenas. En un encontronazo con los rusos, la caballería francesa avanzó lentamente y no pudo perseguir a los fugitivos. Murat, rey de Nápoles, cuñado de Napoleón, se plantó delante de Nansouty y le recriminó por la falta de vigor de la caballería a su mando. Nansouty, mosca, le respondió: Sire, acusad a los caballos de falta de patriotismo, no a mis hombres.

Otros dicen que la respuesta fue: Sire, el patriotismo de mis hombres permite que luchen sin haber comido, pero los caballos no conocen el patriotismo si no tienen pienso.

En cualquier caso, Murat se retiró con el rabo entre piernas.

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