La conga del derecho a decidir


La política es una conga.

Los políticos catalanes tienen todos una manía que me llama la atención. Consiste en decir a los demás qué tienen que pensar, qué tienen que decir y qué quiere decir realmente lo que dicen. Siempre será lo que yo pienso, lo que digo y lo que quiero decir, porque no se digiere bien que alguien no quiera pensar o decir lo que yo pienso o digo. Ésa es la norma.

Les pondré un ejemplo.

A nadie se le escapa que la Assemblea Nacional Catalana, ANC, se moviliza a favor de la independencia de Cataluña. Uno estará a favor o en contra, pero queda claro, ¿verdad?

El cartel dice: Únete a la cadena humana que nos llevará hacia la independencia.

La ANC nació como un órgano de propaganda de la secesión y está detrás de manifestaciones y proclamas diversas. Una de éstas es un acto singular: pretenden organizar una especie de megasardana, quizá una gran conga, el 11 de septiembre. La idea es formar una cadena humana de unos 400 km de largo que bordearía la costa catalana. La matemática y la biometría dicen que lo conseguirán a poco que sumen y distribuyan a 200.000 personas a lo largo del recorrido; pero será difícil de confirmar (si no imposible) que todas a un mismo tiempo puedan darse de la manita. Pero ahí está la iniciativa, que está dando para muchas conversaciones.

El negocio es el negocio. La via catalana ya tiene merchandaisin.

El lema de la manifestación es Via catalana per a la independència. No hace falta que traduzca el lema, pues se entiende muy bien que es Vía catalana para la independencia. Algo así como éste es el camino hacia la independencia: todos juntos de la manita, un pueblo unido que avanza cantando cumbayá, Déu meu, cumbayà rumbo a la Tierra Prometida, rebosante de leche y miel, que espera la llegada de los elegidos. Amén.

La conga catalana, un baile cursi y cumbayá.

Puede decirse más alto, pero será difícil decirlo más claro. De hecho, se dice muy confusamente. Verán:

El ínclito calvo y diputado a Cortes, el señor Duran, le dice a la ANC que tiene que cambiar el lema de su performance. Así, por la cara, porque lo digo yo. No tiene que ser la vía para la independencia, sino la vía para el derecho a decidir, y ya la hemos liado parda. Porque a nadie se le oculta que el señor Duran lo que quiere es ser ministro de Asuntos Exteriores de España y no un correveidile de la República Catalana, donde le echarían en cara que es de Huesca.

No por llevar barretina serás menos calvo.

Otros se suman a la iniciativa y exigen (sic) que la ANC cambie el lema de su espectáculo. A favor del cambio se manifiestan miembros de la extrema derecha nacional (CiU), del desconcertado PSC, del pijo-progresismo catalán (IC-V) y compañía. Dicen que Por el derecho a decidir es un lema más inclusivo (sic) y presionan a la ANC para que cambie el lema y ponga el que a ellos les gusta más.

Poco tiempo le falta a la ANC para reaccionar. Si no les gusta el lema de la manifestación, que se aguanten, dice... de entrada. El lema es el que es y la ANC contabilizará a todos y cada uno de los participantes como independentistas (sic), por si no había quedado claro.

Prosigamos. Pese al aviso, no son pocos los que dicen que participarán en la cadena (atención) a favor del derecho a decidir, pero no a favor de la independencia (sic). Lo manifiestan en voz alta y presumen de ello. Desconcertante. ¿Nadie se ha leído el lema de la conga? ¿Nadie lee, en este país?

Uno de los que han largado sobre este asunto es el señor Mascarell. Recordemos que todavía duele en el PSC que se hiciera con tanta prisa y urgencia con la cartera del Departamento de Cultura del Gobierno de los Mejores. Este caballero, ayer socialista, hoy fanático de la extrema derecha nacional, se atreve a recomendar a sus antiguos compañeros del PSC (sic) que participen en la cadena humana a favor del derecho a decidir (sic), para manifestar su rechazo a la posición oficial del secretario general de su partido (Pere Navarro).

El señor Mascarell, adoctrinando a sus antiguos compañeros del PSC.

Suma y sigue. El inefable señor Homs, portavoz del Gobierno de los Mejores, sale luego y añade que el gobierno ve muy positivo (sic) que se organice una cadena de ésas y que hará lo posible para que tenga éxito (sic), porque (atención) el gobierno está a favor del derecho a decidir. Así, añade, es posible que algunos miembros del gobierno, siempre a título personal y sin que ello implique mostrarse partidario de una postura política determinada (sic), participen en esa cadena. Ahí queda eso.

El consejero Espadaler (de UDC) añade entonces (cito) que la Vía Catalana no puede ser ultrarrestrictiva, sería un fracaso. Pero otro consejero, Gordó (CDC), va y dice que es militante de CDC y CDC da su apoyo a la cadena (sic), dicho lo cual, cuando le preguntan si se encadenará, despista y no dice ni sí ni no.

No ha mucho, el señor Trias, que es alcalde de Barcelona, dijo que un alcalde de Barcelona tiene que estar siempre a favor del derecho a decidir de sus ciudadanos (sic) y que, por esa misma razón, participaría en el evento a título personal y no como alcalde (sic). Como torero, pues.

Para liarlo todo un poco más, sale ahora el señor Nadal, de los Nadal de Gerona de toda la vida, sale el señor Nadal, digo, y se apresta a cambiar de chaqueta entrando a formar parte de no sé qué grupo o comisión a favor del derecho a decidir, organizada por el Gobierno de los Mejores. Anima a los miembros del PSC a que se sumen al festival de la cadena humana, para que defiendan su postura a favor del derecho a decidir (sic), pero luego añade (no se lo pierdan), añade, decía, que él no podrá participar en la cadena humana porque su compromiso con el derecho a decidir se lo impide (sic). ¿...?

El señor Nadal, recién presidente del pacto gerundense por el derecho a decidir.

El problema se agrava porque nunca, nunca, decimos las cosas por su nombre. El derecho a decidir no se sabe qué es, exactamente. Según el partido político al que se pertenezca, la hora del día o las fases de la luna, el derecho a decidir es una cosa y la contraria. Así, Pere Navarro (PSC) manifiesta que está a favor del derecho a decidir, pero no de la independencia y que él no se apuntará a ninguna cadena, porque las cadenas son símbolos de represión (sic), y los líderes de ERC dicen que los catalanes ejercerán su derecho a decidir aunque sea mediante una declaración unilateral (de independencia) en el Parlamento de Cataluña, peti qui peti (reviente quien reviente). Para ello, encadenarán a quien haga falta.

Éramos pocos y parió la abuela. Òmnium Cultural se suponía que ayudaba a la ANC en esa vía catalana para la independencia. Pues ahora va y sale diciendo que, aunque la manifestación es a favor de la secesión, preparan un manifiesto en el que puedan reconocerse aquéllos que defienden el derecho a decidir (sic), sean quienes sean y sea cual sea ese derecho, y así darle al acto un sentido más integrador (sic).

La jefa de Òmnium Cultural, intentando convencerse de su pluralidad.

¡No van a creerse lo que viene ahora! Visto el berenjenal, y la que se está acumulando, ahora va la ANC y publica un comunicado que afirma que la megasardana del 11 de septiembre es (cito) una movilización abierta a la pluralidad. Lo que es mejor, añade que pueden participar (vuelvo a citar) todas las sensibilidades y proyectos respetuosos con los derechos humanos.

A tal punto llega la confusión que uno ya no sabe si la conga era un, dos, tres, patada, o uno, dos, patada, y nos va a salir el día de la cadena de marras un guirigay de padre y señor mío.

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