Va de zombis



Según la RAE, zombi es una palabra de origen africano occidental que se introdujo en el español a través del inglés. Más concretamente, a partir del cine, diría yo. Ni se acepta ni se recomienda zombie o la forma plural zombíes. Zombi, y andando.

También dice la RAE (cito) que zombi es una persona que se supone muerta y que ha sido reanimada por arte de brujería, con el fin de dominar su voluntad. De ahí al segundo significado que propone la RAE (vuelvo a citar): Atontado, que se comporta como un autómata.

Eso serían los zombis de antes. Los de ahora nada tienen que ver con el hechizo de un brujo. Como la ciencia avanza que es una barbaridad, los zombis ya no son víctimas de brujería, sino víctimas de un virus, que se propaga como la rabia, a mordiscos. Tampoco caminan renqueando, ni se les cae un brazo por el camino. No, no: estos zombis corren, saltan, como leopardos, y se le echan a uno encima con ferocidad inusitada. Son más que humanos. ¿Que alguien domina su voluntad? ¡Anda allá! Que levante la mano, que se la comen en un pispás. Si los zombis de antes eran tragicómicos, éstos de ahora son atléticos y violentos y no se andan con chiquitas.

Un amigo y lector de El cuaderno de Luis es aficionadísimo a las películas de zombis y alguna vez me ha llamado la atención por el poco respeto con el que trato a estos monstruos de pacotilla. Estoy seguro de que, tarde o temprano, me lanzará un merecido puyazo por decir que Guerra Mundial Z (o World War Z) es prescindible.

Entre la butaca y el viaje, a uno se le van diez euros en esta broma y se cuestionará muy seriamente regresar al cine para ver otra cosa igual.

Ésta de zombis es una película dirigida por Marc Forster y producida (y protagonizada) por Brad Pitt. Se basa en una novela con el mismo título, que se publicó en España en 2008. Los puristas critican que la película tenga una estructura lineal, montada alrededor de las (increíbles) andanzas del señor Pitt, mientras que la novela tiene una estructura coral, montada alrededor de unas docenas de entrevistas con supervivientes de las guerras zombis. ¿Hubiera sido más entretenida una película como la novela? Queda la duda.

Con todo, la película se deja ver y se ve como un divertimento, al que no pedir más que pasar dos horas distraído. El guión anda norteado, dando tumbos, y cuando se asienta, zas, se despista. Vista y no vista, no dan ganas de repetir aunque es fácil embobarse mientras uno se zampa un barril de palomitas.

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