Las tribus que estudian los antropólogos más eminentes tienen todas un brebaje propio, que emplean normalmente para pillar cogorzas. Los antropólogos eminentes no hablan de curdas, borracheras o melopeas, sino de la búsqueda de un estado más allá de la consciencia que los indígenas emplean, se supone, para alcanzar un arrebato místico y religioso que les aproxime tanto a la Madre Tierra como a la tribu a la que pertenecen, etcétera. En vez de juerga dicen rito iniciático o de tránsito o cualquier otra memez y mientras los indígenas van con un chisquete de más, los antropólogos imaginan un porqué bien disparatado.
Hace unos años, la tribu suburense le daba al vino, un vino inseparable del Mediterráneo, peleón, barato y que se subía pronto a la cabeza. Los bailes dejaban todos tras de sí el rancio olor del sudor mezclado con vapores de espíritu de uva y las camisas blancas e impolutas pronto amanecían manchadas de rojo sangre. Los bailarines iban con la bota colgando, como parte de su uniforme, y de vez en cuando le daban al licor.
Hoy, que vivimos tiempos bárbaros, la reina de las bebidas espiritosas y embriagadoras es la cerveza. Se abandonó el vino y llegó la bebida del norte gótico, elaborada con grano fermentado, amarilla y espumosa. El vaso de plástico lleno de cerveza presta a derramarse es inseparable de la Fiesta Mayor y los bailes, que no pueden cargar con barriles de cerveza en la procesión, dependen de esos vasos, a los que acuden durante las pausas.
Pero alguien señaló que la Fiesta Mayor necesitaba un bebercio propio y único. Era preciso que los indígenas (y los forasteros, ya puestos) pillaran la cogorza de rigor con un líquido refrescante a la vez que embriagador. Con la bendición de las autoridades, que han colaborado en la propaganda del nuevo combinado, ha nacido la Cubanita, la bebida de la Fiesta Mayor.
La bebida de la Fiesta Mayor es obra de don Albert Montserrat, que no sé quién es. En una nota oficial, el Ayuntamiento de Sitges nos proporciona esta información y otra, más interesante, que será la composición del bebercio. Atención, aviso: El Ayuntamiento de Sitges vuelve a caer en las garras del mercado y patrocina marcas y comercios, por ver si se lleva una comisión. Cómo aprietan los tiempos que corren.
La Cubanita se asienta sobre una base de granizado de limón de la Gelateria Olivier, que muchos todavía conocen como los italianos. Al granizado de limón elaborado en Sitges por tan prestigiosos artesanos se le añade Ron Bacardí (porque don Facundo Bacardí nació en Sitges y porque Bacardí patrocina las fiestas) y Elixir de Bacardí (por la misma razón). Una hojita de albahaca pone la guinda al combinado y ¡ya está!
El Ayuntamiento de Sitges asegura que la Cubanita es una propuesta (cito) para saborear todavía más la gran fiesta de una manera refrescante. Luego añade (vuelvo a citar) que la bebida se puede tomar a cualquier hora del día.
Los de Bacardí montaron una juerga etílica para celebrarlo, que llaman party o más propiamente, en argot, evento. Acudió Mortadelo como representante político del pueblo y también acudieron las llamadas fuerzas vivas de la Villa, que no se pierden una donde puedan soplar grátis. Las fotografías del evento salen en internet y pueden verse las fuerzas vivas cayendo una tras otra en un estado de estupidez etílica. El cuaderno de Luis no reproducirá este rito de pérdida de consciencia porque puede haber niños leyendo.
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