Hace sesenta años, Froilán González, argentino, ganaba el primer Gran Premio de Fórmula 1 para Ferrari, con el F375 de 1951, un cacharro con el motor V12 de 4.500 cc y tres carburadores Weber, diseñado por Lampredi a partir del motor de Colombo. Fue el 14 de julio de 1951, en Silverstone.
Casi sesenta años después, Fernando Alonso ha vuelto a ganar, después de una larga sequía, precisamente en Silverstone. Casualidad, pero le dejaron dar una vuelta en ese mítico Ferrari, el F375, que pertenece a la colección privada de Bernie Ecclestone. ¿Una vuelta? El chaval se emocionó y dio dos, y la segunda, derrapando. El señor Ecclestone puso cara de pánico, pero no pasó nada. El viejo motor volvió a resonar en el circuito.
Luego vino la carrera. Alonso ganó, por delante de los Red Bull. Massa llegó quinto, entre los McLaren. Los periódicos, con demasiado optimismo, dicen que Ferrari ha vuelto, y es verdad que ha mejorado muchísimo. Pero también está el follón de los difusores soplados, que ahora se permiten, ahora no se permiten... y algún error de equipo en Red Bull. Aunque este Campeonato del Mundo esté perdido y uno se concentra en el del año que viene, las mejoras son bienvenidas y parece que, a partir de ahora, nos lo vamos a pasar bien. Forza Ferrari!, y felicidades.
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