El consejero de Economía y Conocimiento (sic) de la Generalidad de Cataluña, el honorable señor don Andreu Mas-Collell tiene fama de ser un orador tirando a malo y torpe. Es cierto, pero no hay que atender al cómo lo dice, sino al qué dice.
Ayer, en una conferencia en la Escuela Superior de Administración de Empresas, ESADE, don Andreu se puso las botas. Echó un aviso a los señores funcionarios, diciendo que tendrían que trabajar más por menos. Esas palabras, en cualquier idioma, suponen una rebaja de salarios, pero don Andreu dijo que no había amenazado con tal cosa, sino que proponía trabajar más horas a lo largo del año por el mismo salario. Lo dicho, el pobre hombre se explica en arameo.
Esa declaración ha ocupado los titulares de los periódicos, porque ya sabemos que la culpa de la crisis la tienen los inmigrantes y los funcionarios, no se sabe en qué orden, depende del día o de la opinión de cada uno. Sin embargo, otra declaración igualmente sonada de don Andreu apenas ha merecido algunas líneas en algún periódico.
Preguntaron al consejero por las pruebas de esfuerzo... perdón, por los test de estrés de las entidades financieras que promueve la Unión Europea. La pregunta tira con bala, porque dos cajas de ahorros catalanas, recientemente intervenidas, Unnim y CatalunyaCaixa, no podrán superar la prueba. Don Andreu dijo que eso no tenía ninguna importancia. Es más, dijo que era totalmente irrelevante (sic) que superen o no tal prueba.
Es posible que don Andreu coincida con algún economísta alemán en la crítica de los criterios que siguen estas pruebas. Es un asunto tan complicado que hasta es posible que tengan razón, el alemán y don Andreu. Pero ¿irrelevante? ¿Es éste un asunto irrelevante? ¿Totalmente irrelevante?
Esas cajas, gestionadas total o parcialmente por los poderes públicos (ayuntamientos, diputaciones, Comunidades Autónomas y Estado), han sido responsables y partícipes en la más salvaje especulación inmobiliaria y financiera que recuerda madre, unos tejemanejes que han provocado una crisis de padre y muy señor mío, y cuanto todo ha reventado, el Estado dedica un pastón infinito para evitar la ruina de esas cajas, pastón que sale de nuestros impuestos, y aún así, aún saneadas, ¿es irrelevante, totalmente irrelevante, que esas cajas de ahorro no superen las pruebas de solidez financiera que impone la Unión Europea?
Pues, manda güevos la relevancia.
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