La casa Planells ocupa un solar de noventa metros cuadrados en la esquina aguda que forman la calle Sicilia y la avenida Diagonal, en el lado de montaña. Durante muchos años, el edificio ha permanecido no descuidado, sino anónimo. Los más no le prestaban demasiada atención; los que le prestaban atención decían que era un edificio muy raro y el barrio iba cargado de chismes sobre la casa. Uno de los más pintorescos, que creo carente de fundamento, era que la casa Planells albergaba un burdel de sonado renombre. Pero lo dicho: los más decían que era un edificio muy feo o no se fijaban en él.
Feo, no sé; a mí no me parece feo; más fea es la casa Batlló, si me preguntan, pero sobre gustos no hay nada escrito. ¿Raro? Quizá. Sea lo que sea, es un edificio notable, desde muchos puntos de vista. Es una obra de Jujol, Josep Maria Jujol, un arquitecto que trabajó con Gaudí y que es responsable, por ejemplo, del balcón con trencadís del parque Güell. Jujol, como Gaudí, era más artesano que arquitecto, un maestro de obras de la vieja escuela. Mientras la arquitectura racional se hacía fuerte de la mano de Mies van der Rohe o la Bauhaus, Jujol construía lo que algunos catalanes, con muy mala leche, llaman todavía mones de Pasqua. La casa Planells se diseñó en 1922 y se acabó de construir en 1924.
Pero dejando a un lado que nos gusten o no nos gusten sus edificios llenos de curvas y colorines, lo cierto es que Jujol era un arquitecto ingenioso y brillante, digno de respeto. La casa Planells, por ejemplo, edificada sobre un solar de noventa metros cuadrados, tiene plantas de ciento veinte metros cuadrados, gracias al ingenio de Jujol y a los juegos de balcones y voladizos, y ésa es cosa de mucho mérito.
La casa Planells ha sido rescatada del olvido y hoy día se presenta como lo que es, uno de los edificios más interesantes de Barcelona. Me felicito por ello. Además, de un tiempo a esta parte, veo andamios en la casa Planells. ¡Caramba! Van a restaurarla, me digo, y no le iría mal, nada mal, un buen repaso.
Pues leí ayer en la versión electrónica de El País que los andamios no son para restaurar la casa Planells, sino ¡para evitar que se caiga! Cuentan que sufre goteras, que se aprecian grietas, que algunas vigas de madera están en las últimas, que uno de nuestros tesoros arquitectónicos goza de mala salud.
¡Ahora que habíamos comenzado a apreciarlo...!
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