En garde, monsieur Anderson

Si digo que lamentamos la muerte de Bob Anderson, más de uno preguntará de quién lamentamos la muerte, porque el señor Anderson es una de esas personas que han contribuido a nuestra felicidad permaneciendo en la sombra y haciendo muy bien su trabajo con suma discreción.

Robert James Gilbert Anderson, o Bob casi siempre, nació en 1922. Era inglés, y campeón de esgrima. Lo suyo era el sable, y tiraba con el acero como pocos, repartiendo con la filosa con tal gracia que en 1950 participó en los Campeonatos del Mundo de Esgrima; en 1952, en los Juegos Olímpicos; y en 1953, otra vez en los Campeonatos del Mundo. En Helsinki quedó como el quinto tirador de sable del evento, lo que no está nada mal para una competición que suele ser mucho más reñida que otras disciplinas olímpicas.

Se retiró de la competición y emigró al Canadá, donde fue el director técnico de la Federación Canadiense de Esgrima. En los años sesenta, fue director de la Federación Británica de Esgrima. Y en 1953, hirió a Errol Flynn.

Sí, lo han oído bien. Le pegó un sablazó sin querer que le dejó una señal en el mentón. Porque habían contratado al señor Anderson como maestro de esgrima (y doble) de Errol Flyn en The Master of Ballantrea y enseñándole un molinete... zas. Y ya está: se hizo famoso por ser el espadachín que hirió a Errol Flynn, que era entonces el espadachín hollywoodiense por antonomasia. De ahí a la fama como maestro de armas de cine.

El señor Anderson ha doblado algunas escenas de esgrima en las primeras películas de James Bond, y ha sido el maestro de armas de 007 siempre que ha habido necesidad, pero su personaje más emblemático fue Darth Vader. Él enseñó al malvado Vader cómo arrearle a Luke Skywalker con un sable láser, y lo dobló en algunas escenas. Como recompensa, apareció como oficial imperial en algunas escenas de la película.

Sin embargo, sus principales logros fueron la coreografía de los duelos de arma blanca y ser el maestro de armas de la trilogía de El Señor de los Anillos, las tres primeras películas de La Guerra de las Galaxias (que son el cuarto, quinto y sexto episodio de la saga), el que enseñó a Banderas a sujetar una espada en La máscara del Zorro, etcétera. También participó en Barry Lindon, La princesa prometida, Los Inmortales, Los piratas del Caribe... Su última película como maestro de armas fue Alatriste, una producción española de capa y espada que podría haber salido mejor, y se comenta que empezó a trabajar en El hobbit, la historia que precede a El Señor de los Anillos.

Lo dicho: el señor Anderson puso su granito de arena, acero en mano, para hacernos a todos un poco más felices. Ojalá encuentre allá arriba un adversario digno para cruzar su acero. En garde, monsieur Anderson!

1 comentario:

  1. Muy buen comentario. Sólo hacer una precisión. Lo de espada láser es un error mutitudinario. No es posible, ni siquiera en teóría, hacer una espada láser, dada la naturaleza del láser en cuestión, la física nos deja claro que una emisión láser se proyecta indefinidamente sin control del longitud hasta que encuentra un obstáculo. Aunque hablamos de espadas ficticias, no reales, si quisieramos construir un sable de luz (que es como debería llamarse) el camino a seguir sería el plasma de hidrógeno estabilizado mediante un campo electromagnético. La espada láser es un adsurdo.

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