Coherencia política

¿Se acuerdan del anuncio a bombo y platillo de la intervención de nuestro preclaro líder, el muy honorable señor don Artur Mas en una reunión de liberal-demócratas y reformistas europeos en Londres? Ya saben, esos cinco minutos de gloria que, en la prensa nacional catalana, tienen gusto de discurso imprescindible y decisivo, una especie de Ich bin eine Berliner a la catalana, un I have a dream convergente, un We shall never surrender que aplaudirán las generaciones futuras, con lágrimas en los ojos, el corazón sobrecogido y la voz atascada por la emoción.

Pues, prensa de aquí aparte, las palabras del personaje no llamaron la atención a nadie. La misma reunión apenas levantó algunas noticias breves en la sección Política (páginas interiores) en los periódicos británicos; el resto de los periódicos europeos juraron haber oído voces liberal-demócratas y reformistas en un país muy lejano, pero sólo dejaron notas breves sobre el viaje del político local de turno.

¿He dicho que no llamaron la atención de nadie? Perdonen: miento.

Llamaron la atención de los asistentes, verán por qué. Mientras los Mejores hacían una campaña furibunda contra las primeras (y hasta mañana últimas) medidas económicas tomadas por el Gobierno de España (PP), por el muchísimo daño que harían a Cataluña, y sus voces resonaban a todo trapo en las emisoras del país, explicando que Madrid nos quiere mal, don Artur dijo a los liberal-demócratas europeos, y reformistas, que su partido se manifestaba completamente contrario a tales medidas, que consideraba altamente perjudiciales y peligrosas para Cataluña, nefastas e infumables, una peste para los catalanes. En consecuencia, anunció, dando muestras de una grandísima coherencia moral y política, Convergència i Unió (CiU) está estudiando si abstenerse o apoyarlas en su paso por el Congreso de los Diputados.

¡Curiosa forma de oponerse y manifestarse contrario! Los somnolientos participantes abrieron los ojos un momento, preguntándose si habían oído bien. Realmente, es muy reformista manifestar la oposición de algo votando a favor de su implantación. A eso se le llama innovación, reformismo puro. Los españoles son muy raros, ¿no?, comentó uno de los asistentes. PIGS, respondió otro, despectivo.

Pues, sí, los caballeros liberal-demócratas y reformistas habían oído bien. Ayer, CiU votó a favor de esas medidas que ella misma había calificado de muy perjudiciales para Cataluña y dejando bien clara su oposición con el voto afirmativo. Para que se sepa.

Sí, señores. Esto es coherencia y lo demás, puñetas.

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