La reforma que no acometerá don Baudilio

Después del feo asunto del señor Prat, que compaginaba cargos en USP Hospitales y en el Grupo Innova, de Reus, con la presidencia del Institut Català de la Salut, que el actual Gobierno de la Generalidad de Cataluña quiere partir en veinte sociedades para que el capital privado participe en la salud pública (es decir, para privatizar el sistema sanitario público catalán), la prensa anuncia el caso del señor Ramón Bagó Agulló, antiguo presidente y todavía consejero del Consorcio de Salud y Social de Cataluña (CSC).

El CSC fue un invento del señor Trias, ése que presume de socialdemócrata (sic) y hoy ostenta el cargo de alcalde de Barcelona. Cuando fue conseller de Sanidad, inventó el Consorcio Hospitalario de Cataluña, que hoy es el CSC (en verdad, CSC, SA). El consorcio es un ente público subvencionado por la Generalidad de Cataluña que agrupa a setenta y seis ambulatorios y cuarenta y cuatro de los cincuenta y cuatro hospitales concertados, o poco más o menos. Hoy, el presupuesto del CSC para contratar obras, servicios y suministros solamente gira alrededor de los 170 millones de euros al año. Su función, herencia de Trias, es la de contratar en el ámbito privado parte de las necesidades del sistema hospitalario público.

Se da el caso que el lío de empresas del CSC y los contratos de éstas a terceros es tan complicado que es difícil dilucidar a qué se destina el dinero público que destina la Generalidad de Cataluña a la sanidad pública. Antes y ahora; antes, cuando Pujol, cuando Maragall, cuando Montilla; ahora, cuando Mas. Los expertos de la Oficina Antifraude hablan de falta de mecanismos de control eficaces... y así nos va.

Pero hablábamos del señor Bagó, sujeto de nuestra atención. El señor don Ramon Bagó es de la Vieja Guardia de CiU. Fue alcalde de Calella entre 1979 y 1991 y miembro de la Diputación Provincial de Barcelona. También fue director general de Turismo de la Generalidad de Cataluña entre 1980 y 1984. Le colgaron la Cruz de Sant Jordi en 2001, por supuestos méritos, y en 2008, el Tripartito lo premió con la Medalla Francesc Macià al Trabajo. Es uno de los fundadores y presidente del Salón del Turismo de la Feria de Barcelona.

También es famoso por un desacertado comentario sobre los simpatizantes y miembros del Partido Popular en Cataluña, en 2009. En un discurso en plaza pública, en Calella, dijo que estaba hasta los cojones de la gente del PP (sic) y que los tendríamos que matar a todos (sic, de nuevo). La lió parda. Él personalmente no se ha disculpado nunca, aunque la empresa Serhs emitió un comunicado excusando al hombre (que contaba entonces con 75 años), sosteniendo que se malinterpretaron sus palabras y se sacaron de contexto, que fueron fruto del acaloramiento del momento y esas cosas. Pero se dice que en el Salón de Turismo, el señor Bagó ordena situar el stand de España en la sección de Países Extranjeros.

Bah, gilipolleces. A mí me preocupa mucho más el tufo de corrupción que llena el ambiente cuando asoma este caballero.

La parte más interesante del currículum del señor Bagó es ser uno de los fundadores de la cooperativa empresarial Serhs, dedicada a actividades turísticas (principalmente, restauración). La cooperativa fue fundada en 1975. En 1987, en lo más álgido del pujolismo, el señor Bagó fue nombrado presidente de Serhs... y presidente del Consorcio de Salud y Social, o Hospitalario, como se decía entonces. Casualidad o no, esta doble presidencia de lo público y lo privado hizo que Serhs diversificara sus actividades y se introdujera en la restauración de hospitales, escuelas y residencias... en su mayor parte públicas. De ahí el tufo al que hacía mención, que apesta en demasía.

Hoy, Serhs cuenta con más de 2.600 empleados y factura más de 400 millones de euros al año. Es la primera empresa turística catalana, una de las primeras de España, cuenta con veinte delegaciones en España, es el mayor operador de viajes a Rusia y construye un hotel en Jordania. Serhs Food Service (una de las divisiones de Serhs) gestiona el menú de más de 250 centros en Cataluña, y alguno en España: empresas, universidades, hospitales, geriátricos, centros penitenciarios, complejos deportivos, hoteles...

Sin la abertura del mercado de los servicios públicos, esa expansión hubiera sido imposible. Gestiona el hotel y los restaurantes de la estación de montaña del valle de Núria (propiedad de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya). También ingresa medio millón de euros al año por la cocina y la cafetería de las residencias de ancianos de Badalona y Mataró. Se cuentan por docenas los contratos del CSC con Serhs inferiores a 12.000 euros, porque pueden otorgarse a dedo, sin concurso.

La Corporación de Salud del Maresme y la Selva contrata a Serhs por un millón trescientos mil euros al año; se gastaron dos millones de euros (públicos) en remodelar la cafetería del hospital de Calella, que es una concesión de Serhs; Publintur (del Grupo Serhs) publica todo el material impreso de este consorcio hospitalario; etcétera. Como la comisión gestora de esta corporación la forman los alcaldes de la zona, que no tienen la capacidad para gestionarla, la decisión sobre las inversiones y quién las hace corre a cargo del CSC, donde el señor Bagó ostenta el cargo de consejero. Recordemos, sin embargo, que el señor Bagó fue alcalde de Calella y que pudo meter mano en las decisiones sobre la Corporación de Salud del Maresme y la Selva en su día. Qué bonito.

El Departamento de Justicia paga al grupo Serhs más de seis millones y medio de euros al año por el servicio de comedor de las cárceles, como otros departamentos contratan sus comedores y cafeterías para sus empleados. Y aunque no sean empresas públicas, el F.C. Barcelona y el R.C.D. Español viven del dinero público (TV3) y han contratado a Serhs en sus servicios de restauración.

El señor Bagó nunca ha abandonado la política, porque está visto que le proporciona contactos muy interesantes. Así, cede su Hotel Bellaterra para celebrar las convenciones de CiU con marcada frecuencia, y recibe préstamos del Instituto Catalán de Finanzas por un valor superior a seis millones seiscientos mil euros en 2005 para construir nuevos hoteles, por poner dos ejemplos. Naturalmente, una cosa no tiene que ver con la otra: fue un préstamo tripartito.

Porque, aunque el personaje es convergente de la cabeza a los pies, sus negocios continuaron viento en popa con los gobiernos tripartitos. Ya se sabe que, en Cataluña, cuando se trata de ganar dinero no se hacen distingos ni se deja uno llevar por manías ideológicas. Es lo que llaman una corrupción transversal, que es como se dice que en estas cuestiones todos van de la manita.

Dirán que exagero. Bien, sí... Es posible que sea un exagerado, no lo niego. Pero la Oficina Antifraude de Cataluña (OAC) ha abierto diligencias de oficio para investigar si las contrataciones realizadas por el CSC se ajustan a la ley y si las auditorías efectuadas por los correspondientes organismos públicos que las supervisaban ejercieron el control adecuado. ¿Si ejercieron el control adecuado? Vamos, hombre... Ya les digo yo que no, y me juego lo que quieran a que no me equivoco.

También ha abierto una investigación sobre la duplicidad de cargos del señor Prat y del señor Bagó, que podrían haber vulnerado ostensiblemente el régimen de incompatibilidades en el ejercicio de sus responsabilidades públicas. Podría haber eso que se llama, eufemísticamente, un conflicto de intereses.

Es decir, que el Departamento de Salud de don Baudilio huele mal, muy mal, apesta por todas partes.

Quizá abriendo las ventanas, limpiando las miasmas que emponzoñan el sistema, quizá metiendo la tijera en tanto parásito y no en el servicio que merecen los ciudadanos, quizá así lograríamos reducir de verdad y para siempre el coste de la sanidad pública. Pero nadie muerde la mano que le da de comer, lástima.

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